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Las brujerías del presidente

jueves 27 de junio de 2024

La actividad privada en Argentina tuvo en lo que va de la gestión presidencial un aporte en pesos equivalente a alrededor de cien mil millones de dólares. Se supone que un volumen así de recursos monetarios puesto a disposición del empresariado productivo debe traducirse rápidamente en un crecimiento de la economía nacional y en un incremento acelerado en la demanda de mano de obra y del consumo; y esto debería ser visible, claramente visible para todos.

Sin embargo, todos los datos de la economía actual del país son negativos y deprimentes. El dato de semejante aporte “a la producción” lo dio el propio presidente Javier Milei. Hace unos días lo expresó en los monólogos con que intentó apabullar a los plateístas de la extrema derecha de Europa, que por supuesto aplaudieron a rabiar cada vez que Milei, durante esas llamadas “conferencias”, hacía las señas establecidas para que se entienda la sugerencia, u orden: ahora, aplausos y grititos de entusiasmo. Y la expresión “aplausos a rabiar”, sirve aquí no solo para señalar, de una manera figurada, un entusiasmo desbordado de los aplaudidores, sino para señalar esa especie de odio, que en un pobre y peligroso perro enfermo de rabia se traduce en gruñidos espantosos y amenazantes exhibiciones de colmillos, con lo que el animal trata de aterrorizar a los demás.

Porque evidentemente este hombre destila algo feo cuando habla (y siempre lo hace ante plateas favorables para él, que muestran adhesiones al círculo de fanatismo místico con el que trata de rodearse y protegerse el actual presidente. Pero siempre hay que pensar bien de todos y entonces habría que preguntarle a los seguidores de Milei, que si lo aplauden es porque entienden lo que dice, dónde están los más o menos cien mil millones de dólares, o su equivalente en pesos, correspondientes al 15 por ciento del PBI nacional que el hombre que grita afirmó haber puesto a disposición de los empresarios argentinos.

Las palabras exactas de Milei durante su actuación reciente en Praga, capital de la República Checa y capital europea de las tradiciones de brujería y misterios, fueron: “Le estamos devolviendo al sector privado 15 puntos del PBI, que va a permitir que haya un pool de inversión y por ende crecimiento económico” (15 puntos del PBI argentino, referidos a una estimación del año pasado, equivale aproximadamente a la mencionada suma). Esa agrupación de capitales que según el presidente devolverá en inversiones los cien mil millones de dólares que el Estado les da, o les regala, no resulta muy visible para los argentinos; o sea que esa suma sideral no existe o se está manteniendo en lugares ocultos. Ya hubo tiempo suficiente para que los capitales privados beneficiados con tan impresionante aporte estatal confesado por Milei hayan podido mostrar una respuesta positiva, pues no se trata de algo reciente.

El mandatario lo señaló hace pocos días en Praga, pero ya lo había afirmado antes, hace al menos un mes y pico durante una reunión con empresarios locales. “Les estoy devolviendo el 15 por ciento del PBI”, les dijo entonces. La antigua ciudad de Praga, donde Milei volvió a contar esta historia, o historieta, se caracteriza desde tiempo inmemorial por sus historias o leyendas sobre magias, brujerías, alquimias misteriosas, mitos sobre creaciones de seres humanoides tenebrosos, etcétera; y también -y esto ya en el plano de lo real y comprobable-, fue y es Praga cuna de grandes literatos, artistas y científicos.

Allí, y evidentemente más cómodo con las leyendas de brujerías que con las historias progresistas y reales de la ciudad, el presidente aseguró también que con su gestión la Argentina se va a convertir “en el caso más brillante de la historia de la humanidad para volver a ser ricos”.

Bueno, para alguien que demuestra que cree en brujerías, quizá brillante quiera decir tenebroso. A lo mejor para él será algo brillante que cientos de miles de jubilados sufran hasta morir, que millones de trabajadores pierdan sus puestos, que miles de empresas tengan que achicarse o desaparecer y que quienes arrojan venenos a los ríos que nutren a los argentinos tengan impunidad para hacerlo (por citar solo algunas de las brillanteces que viene consiguiendo la gestión de Milei). Y por las dudas, conviene siempre tener presente aquella enseñanza de un viejo dicho: las brujas, como es bien sabido, no existen; pero que las hay, las hay.

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