LOS DUEÑOS DEL MUNDO

Dom 23/12/2018 | Archivo

Otros personajes ocupan el lugar de Henry Ford o de los Rockefeller. Hoy los 5 monopolios, conocidos como los “dueños de internet”, son -junto al tradicional sector financiero- el centro del poder mundial. Dudas sobre las candidaturas presidenciales, en gobierno y oposición
Henry Ford y la familia Rockefeller, fueron el símbolo del poder mundial desde fines del siglo XIX y durante la mayor parte del siglo XX. Los vehículos automotores, una de las claves del desarrollo del sector metal-mecánico, y el petróleo -su alimento- fueron la más rotunda expresión de ese tiempo. El mencionado Ford, con la industrialización masiva del motor de combustión interna, y los Rockefeller, con el control del negocio del petróleo, sintetizaron en sus nombres las características de esas circunstancias. Compartieron ese poder con la familia Rothschild, fundadores del sistema bancario en el siglo XVIII y que ahora pretenden continuar su dominio mundial con los chinos, largas décadas después que uno de los miembros de esa familia afirmara “Denme el control de la moneda de un país y no me importará quien haga las leyes”. A excepción del poder que aún detentan los Rothschild, aquellos protagonistas han sido superados por otros aún más poderosos. Ellos tienen que ver con los cambios producidos en la sociedad, donde aquel hegemónico sector metal-mecánico ha dado paso al despliegue de un modelo telemático que ha integrado los sistemas informáticos con el de las telecomunicaciones. En esta realidad ponemos a disposición de los poderosos, que nos verduguean, gran parte de nuestro tiempo, nuestro entretenimiento y -fundamentalmente- nuestros propios datos, que son la principal mercancía contemporánea. Bajo estas condiciones ha nacido el nuevo poder mundial, sobre su imperio, influencia y efectos caben algunas reflexiones. EL NUEVO PODER Los directivos de las 5 principales empresas (Amazon, Apple, Facebook, Google y Microsoft) que utilizamos diariamente para informarnos, comunicarnos y entretenernos forman parte de las 10 personas más ricas del mundo. Esas 10 personas -todas ellas con vínculos con este sector- acumulaban un capital, a fines del año pasado, de 9,1 millones de millones de dólares. Ellos forman parte de las 42 personas que tienen la misma riqueza que la mitad más pobre del universo, unos 3500 millones de personas. Esa es la brutal concentración de la riqueza del mundo actual. Ella está encabezada por los funcionarios del sector telemático. Pero este selecto grupo no sólo es dueño del mayor poder económico del mundo. El sistema comunicacional que han impuesto determina los íconos, figuras, representaciones, que utilizamos en todo el planeta y que están por encima de las diferentes culturas y lenguas a las que tenemos que apelar para entendernos. Su poder va más allá del dinero que han acumulado y la iconografía común que hemos adoptado es solo un símbolo del modo que han ido metiendo en el campo de sus intereses a nuestras culturas, libertades, derechos y gustos. LA INFLUENCIA Y EFECTOS DE ESTE NUEVO PODER La gran “virtud” de estas empresas es que a través de sus sistemas han penetrado hasta las profundidades del pensamiento humano moldeando sus costumbres y cultura. Así se ha construido un mundo donde la inmensa mayoría de los que forman -formamos- parte no tienen -no tenemos- ni voz, ni voto, pero sí aportamos a la construcción de esos imperios económicos. Quien no forme parte de ese nuevo mundo, sencillamente “queda afuera”, son -somos- los “analfabetos” del siglo XXI. Da la impresión que internet se ha constituido en el centro de la vida, que nos provee conocimientos, libertad y democracia. El consumo de internet, como un dios de estos tiempos, nos apabulla con sus verdades y posibilidades tecnológicas y no nos deja ver, tras esa maraña, lo que allí se esconde. Pero tampoco faltan los que piensan que se trata de un instrumento que le permite al sistema de poder establecer una nueva y estrecha vigilancia sobre todos y cada uno de nosotros. Quienes así lo ven consideran que constituye un arma poderosa al servicio de la represión política. Detrás de un nuevo modelo, casi invisible, de control social que se ejerce de un modo continuo y permanente, aunque bajo apariencias muchos más abiertas y flexibles. De ese modo trasmiten los valores impuestos por un sistema que, a través del predominio económico, se ha transformado en -social y políticamente- dominante. Pero allí no acaba esta historia ni la influencia de estos instrumentos. En Sillicom Valey (en la ciudad de San Francisco, Estado de California, Estados Unidos) donde funciona la flor y nata del pensamiento tecnológico mundial, un profesor alemán sostiene que estamos evolucionando hacia la “dictadura de la informática”. Este señor prueba de qué modo la tecnología actual permite moldear, utilizando los instrumentos informáticos, las demandas cotidianas. Se refiere tanto a las cuestiones materiales, desde la comida que nos gusta comer hasta la ropa que dicen que tenemos que comprar, como así también a las inmateriales, entre ellos nuestros gustos e ideas. Bajo esos principios inciden en nuestras decisiones, transformando nuestros deseos en necesidades. Eso lo traslada a los sistemas políticos explicando de qué modo logran influir en las decisiones de ese carácter. Lo ejemplifica con las campañas electorales estadounidenses, donde los candidatos utilizan la propaganda electoral “personalizada”, es decir envuelta en los propios gustos del elector al cual va dirigida. Todo lo anterior es sólo una muestra de cómo ese instrumento influye en nuestra vida cotidiana y también en nuestras decisiones políticas. El sistema le otorga a sus inventores el poderío actual a cambio de crear las condiciones y facilidades para la reproducción del mismo y de su poder ejercido -desde hace tiempo- por el sector financiero, verdadero patrón detrás de los que aparecen. Cuando pensamos en el futuro del sistema informático hay un par de cuestiones que se nos aparecen: Una, es el control de origen en los contenidos difundidos. Desde hace unos meses una oficina del gobierno norteamericano aprobó una regla según la cual se puso fin a la llamada “neutralidad” de la red. A partir de ahora los contenidos que transitan por las redes pueden ser bloqueados o discriminadas. Dos, en la medida que se masifica el uso de este instrumento se van creando las condiciones legales para que se tenga que comenzar a pagar para tener acceso a la circulación por internet o para gozar de los mejores servicios. De este modo al poder que siempre acompaña a quien tiene el dominio o control de la información, ahora se le irán agregando otros mecanismos para que ese instrumento también esté al servicio de nuevos y mayores negocios. DUDAS SOBRE CANDIDATOS EN OFICIALISMO Y OPOSICIÓN La situación económica y social no da respiros y el Presidente le advirtió a los obispos sobre un crudo futuro inmediato diciendo: “todavía tenemos meses duros por delante”. La Justicia “acomoda” un poco el tema de los “Cuadernos de la Corrupción”, ratificando la indagatoria (con prisión preventiva) para Cristina y ordenando varias libertades para empresarios, al sacarles de encima la figura de la “asociación ilícita”. Mientras tanto crecen las internas, versiones y dudas sobre los candidatos de oficialismo y oposición para las elecciones de octubre. En el oficialismo no son pocos los que descreen de la “confirmada” candidatura presidencial de Mauricio Macri. Así por ejemplo, en informados sectores próximos a la jerarquía eclesiástica avanza el convencimiento que -al final- será “Blancanieves”, como suelen rebautizar a María Eugenia Vidal, la candidata del oficialismo. De ese modo se aprovecharía la mejor imagen que ésta tiene respecto de Mauricio. También le permitiría al macrismo intervenir con mayor eficacia en una campaña electoral donde la contrapartida sea Cristina, en esa “competencia entre mujeres”, en un todo de acuerdo con el vuelo que han tomado las políticas de género. También, de ese modo, podrían contraponer una “buena”, por la cultivada imagen de la Vidal, frente al rol de “mala” en la que colocarían a Cristina, ahora avalados por el reciente fallo judicial y otros semejantes por venir. En el peronismo, del cual seguramente emergerá la candidatura opositora, las dudas son aún mayores. Ellas abarcan no sólo el nombre de las personas elegidas, sino también -y fundamentalmente- si habrá o no unidad. El kirchnerismo tiene una candidatura indiscutible. Es Cristina. Ella misma viene abonando esa idea, aunque no descarta que tenga que dar un paso al costado si ese fuera el precio de la unidad o de alguna extrema presión del Gobierno, a través de la Justicia, sobre miembros de su familia. Según los amigos de Felipe Solá fue la propia Cristina la que le solicitó que recorra el país y que podría ser su reemplazo en caso que ella no pudiera candidatearse. Agustín Rossi, el presidente del bloque parlamentario cristinista en Diputados, tiene motivaciones semejantes. Otros “tapados” para una eventualidad de este tipo son: Máximo Kirchner, Axel Kicillof y también Juan Grabois. El mayor problema del kirchnerismo es cómo ganar en segunda vuelta sin algún nivel de apoyo del llamado “peronismo federal”. Del otro lado aparece la “Alternativa Federal”, hegemonizada por un peronismo no kirchnerista. Esta semana exhibió sus fuerzas en un acto realizado en la Casa de Córdoba de la Capital Federal, cuyo estrecho lugar reemplazó al espacio multitudinario que habían imaginado y que luego desecharon. Allí estuvieron, sus convocantes: Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Miguel Ángel Pichetto y el dueño de casa, Juan Schiaretti. Participaron en el evento, además de los convocantes gobernadores de Córdoba y Salta, los de: Chaco, Chubut, Entre Ríos, La Rioja, Santiago del Estero y Tucumán, junto a los vicegobernadores de Catamarca y Tierra del Fuego. El documento, leído por Massa, abunda en críticas al Gobierno y al kirchnerismo. Entre esos directos textos se destacan su propuesta de evitar “una salida al fracaso del presente con el fracaso del pasado”. Ratifican esa idea sosteniendo que “el pasado y presente de la Argentina nos llevaron, juntos, de la mano a ese fracaso”. Rossi, el candidato kirchnerista les respondió diciendo: “El que trabaja para la división de la oposición, trabaja para Macri”. Los problemas de esta Alternativa Federal no son menores. A su falta de arraigo en la estratégica Provincia de Buenos Aires, totalmente controlada por el cristinismo, se le agrega que carecen de un candidato unificador. En este último sentido, crece la figura propuesta por Eduardo Duhalde, de levantar la candidatura de Roberto Lavagna, cuyos 76 años actuales aseguran que su gobierno sería de transición, dada la edad que tendría al momento de plantearse una reelección en el 2023. Podría ser la figura de la “unidad” que aleje la candidatura y liderazgo de Cristina, pero acerque al peronismo al gobierno.

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