PRESUPUESTO 2019 -MODELO FMI- LO QUE NOS ESPERA

Dom 28/10/2018 | Archivo

La “Ley de Leyes”, el Presupuesto, el miércoles fue debatido y aprobado en la Cámara de Diputados. Sus aspectos centrales, la movilización y represión desatada. Esa votación abrió las puertas al nuevo acuerdo con el FMI, aprobado el viernes. En Honduras, país donde comenzó la restauración conservadora que recorre la región, empezó un éxodo conmovedor
El miércoles pasado la “Honorable” Cámara de Diputados dio media sanción a la “Ley de Leyes” (el Presupuesto) para el año 2019, que será debatido por el Senado a mediados de noviembre. De ese modo se conocieron los detalles del mismo, que fueron materia de negociación hasta último momento para asegurarse los votos necesarios para su aprobación. Allí se destacó la intensidad y variedad de las idas y vueltas donde los gobernadores canjeaban los votos de sus diputados por compromisos presupuestarios a favor de sus provincias. De ese modo quedó sellado nuestro futuro inmediato: Habrá plata para pagar las deudas a los Bancos -alejando el default- y la economía quedará en manos del FMI. El núcleo duro de quienes lo aprobaron está integrado por la bancada oficialista y los diputados que responden a la mayoría de los gobernadores de origen peronista. La oposición estuvo encabezada por el kirchnerismo, el massismo y sus recientes disidentes de “La Red por Argentina”, los socialistas y la izquierda. A continuación se señalarán algunos temas del contexto de este Presupuesto que conviene tener presente. Se destacan: sus vínculos con los acuerdos del FMI; la movilización y represión desatada y también algunas cuestiones centrales de lo aprobado. EL ACUERDO CON EL FMI Y LA APROBACIÓN DEL PRESUPUESTO Se puede considerar que el detalle más importante es que ese debate y la consecuente aprobación del presupuesto forman parte del acuerdo con el FMI. El Gobierno necesitaba tener esa media aprobación para que se pudiera anunciar -como se hiciera el viernes- el segundo acuerdo con ese organismo internacional, con el incremento del total del préstamo concedido (elevado de 50 mil a 56.300 millones de dólares), de los cuales ya recibimos 15 mil millones de dólares, transfiriendo 5.700 millones en noviembre e igual cifra en diciembre y algo más de 23 mil millones para el 2019. Si bien el acuerdo es por 36 meses la mayor parte del dinero -unos 50 mil millones- los recibirá Mauricio Macri durante el presente período. Era sabido que, a los fines del debate presupuestario, la aprobación de los diputados era mucho más dificultosa que la que tiene pendiente en senadores. Allí, el acuerdo con el senador Miguel Ángel Pichetto y su bloque prácticamente garantiza su aprobación. Esa aprobación parlamentaria forma parte de la exigencia del FMI que los acuerdos debían contar con el suficiente “consenso político”. A ese requisito clave, el FMI lo da por cumplido con esa aprobación legislativa en Diputados. En el debate parlamentario, el diputado Agustín Rossi le recordó al Gobierno que Convenios parecidos ya habían fracasado con Álvaro Alsogaray, Adalbert Krieger Vasena, José Alfredo Martínez de Hoz, Domingo Cavallo y José Luis Machinea. Y les preguntó: “¿Porqué creen que a ustedes les irá mejor? El otro tema, que nos da una idea de dónde estamos parados, es que la inmensa mayoría de los diputados -al momento de votar- no conocían las cláusulas de dicho acuerdo. Es decir que la minoría (103 votos) se opuso, entre otras cosas y tal como lo plantearon algunos legisladores, porque no se sabía lo que se estaba votando. Pero lo más grave es que la mayoría de aquellos que lo aprobaron (138 votos) tampoco sabían sobre esos detalles. Esto tiene -al menos- dos lecturas complementarias: Una, los efectos penales e institucionales que le puede acarrear -a esos legisladores- aprobar una cuestión vital como es el presupuesto, sin saber lo que estaban legalizando. Dos: ello es una muestra más de cómo funcionan estas instituciones republicanas, a las cuales -dicen- estamos obligados a respetar. LA MOVILIZACIÓN Y REPRESIÓN DESATADA El miércoles se vivieron, en el Congreso y sus alrededores, un par de situaciones que obligan a reflexionar acerca de lo que está ocurriendo. Una de ellas tiene que ver con la importante movilización que se produjo. Los principales actores de la misma fueron las organizaciones sociales y varios sindicatos, la mayoría de ellos perteneciente a las diferentes CTA, aunque también se pudo ver la presencia de sindicatos que forman parte de la CGT y sectores del moyanismo. En este sentido, es novedoso que se produzca una movilización significativa en torno del debate presupuestario, aunque ésta haya sido algo menor a la producida el 18 de diciembre pasado al sancionarse disposiciones vinculadas al régimen previsional. La otra cuestión gira en torno del voluminoso despliegue represivo. No llama la atención que el actual Gobierno apele a esa metodología, pero sí es novedoso el hecho de que muchas detenciones se produjeron a unas 15 cuadras del Congreso, cuando los manifestantes se estaban retirando y que tales detenciones se hicieron sobre varias personas de reconocida militancia (miembros de la “Garganta Poderosa”) o participantes de recientes conflictos (Astilleros Río Santiago y Télam). Entre los presos hubo 4 extranjeros, algunos de ellos ajenos a la movilización, con trámite de expulsión en trámite, algo parecido a la vergonzosa Ley 4144 de 1902 aprobada para echar a inmigrantes extranjeros que organizaban al movimiento obrero. ALGUNOS ASPECTOS CENTRALES DEL PRESUPUESTO EN DEBATE Es tradición que los diferentes gobiernos presenten al debate parlamentario un “dibujo” que luego sufren diversos cambios, algunos porque lo deciden las autoridades del Ejecutivo y otros impuestos por la realidad. Es por eso que esos presupuestos están cargados de una dosis de un voluntarismo, para hacerlos políticamente más simpáticos. Los números previstos en el presupuesto para este año y la realidad actual -con el valor del dólar, la inflación, la recesión- constituyen el ejemplo más claro y rotundo de lo dicho sobre ese desfasaje entre previsión y realidad. A pesar de esas tradicionales mentiritas, en el Presupuesto para el 2019 hay datos que nos indican las tristes y dolorosas perspectivas para el próximo año. El eje del presupuesto no es cuánto y cómo se desarrollará el país. NO!, desde el inicio nos avisan -por exigencia del FMI- que la clave del Presupuesto es el “equilibrio fiscal” (lo que entra y sale de la Caja del Estado). Del déficit del 2,6% del PBI previsto para este 2018 se pasa a la idea central del “déficit cero”, para el 2019. Frente a ello cabe aclarar: Eso se puede alcanzar de dos maneras. Se lo puede lograr porque se prevé un crecimiento de la economía que asegure mayores ingresos y de esa manera compensar los gastos y alcanzar el equilibrio. Pero otra vez NO! En el presupuesto se estima que la actividad económica en el 2019 tendrá un resultado negativo, con una caída del 0,5% del PBI (según la previsión del Gobierno, el FMI eleva la caída a más del 2%). Ante esta situación, se plantea una duda ¿cómo se hace para alcanzar el equilibrio si la actividad económica se va a reducir? Muy sencillo: Con un brutal ajuste. Eso es lo que prevé el presupuesto aprobado. Pero como lo que menos queremos es confundir al lector, se debe decir que eso no es todo. Lo más graves es que -a pesar de todo el sacrificio que se nos impone- el déficit va a seguir incrementando nuestra deuda. Eso es así, porque el “déficit cero” es -en sí mismo- mentiroso, dado que sólo se refiere al “déficit primario” es decir aquél que no incluye lo que tenemos que pagar por la deuda y sus intereses. En el 2019 tendríamos que pagar 38.900 millones de dólares por vencimientos de lo que nos reclaman como deuda, de esa cifra unos 16 mil millones corresponden a intereses. Ya dijimos que nada de ello está contemplado en el “déficit cero”. De modo que los 4 años macristas dejarán una economía más chica que la que tenía cuando asumió y una deuda que -según previsiones oficiales- alcanzaría al 87% del PBI. Otras previsiones contempladas en el presupuesto son: dólar, promedio del año $ 40,10; inflación del 23% para fines del 2019; una baja (sí, una “baja”) del 9,7% en inversiones; en términos reales hay notorias reducciones presupuestarias: en salud 8%, ciencia y técnica 17%; agua potable y alcantarillado 20%; educación y cultura 23%; vivienda y urbanismo 48%. El único incremento fue previsto, para tratar de evitar una explosión social, está destinado a los recursos sociales y sería del 32%. Eso sí, cumpliendo el compromiso con los sojeros se redujeron, del 33 al 30%, los derechos de exportación de la soja. HONDURAS: DE LA RESTAURACIÓN CONSERVADORA A LOS MIGRANTES Los pueblos centroamericanos de Honduras, Guatemala y El Salvador están inmersos en una grave crisis de antigua data. En las décadas de los 70’ y 80’ fueron el escenario de una sangrienta guerra civil que dejó centenares de miles de muertos y muchas migraciones por el miedo imperante. En ese enfrentamiento Estados Unidos apoyó a los ejércitos y políticos conservadores. Cuando diversos procesos de paz pusieron fin a esa guerra, el gobierno norteamericano deportó hacia esos países a jóvenes pandilleros. Ellos provenían de Los Ángeles y muchos de ellos estaban presos. Ese fue el origen del grupo la Mara Salvatrucha que asola a esas sociedades, donde reina una violencia que los tiene como uno de los principales protagonistas, junto a una miseria y desigualdad generalizada. En el 2009 fue desplazado el gobierno legítimo de Honduras, ocupado por Manuel Zelaya. Esa fecha suele ser tomada como el inicio de la actual oleada conservadora que se está expandiendo por toda nuestra América. A renglón seguido se impusieron políticas reaccionarias que dejan en la pobreza a 2/3 de la sociedad hondureña. Unas elecciones fraudulentas, realizadas el año pasado, ahondaron el drama de ese pueblo. Las movilizaciones posteriores a esa estafa electoral dejaron un saldo de más de 30 muertos. Por ello no llama la atención el actual intento del gobierno hondureño para poner en marchar el Proyecto ZEDE (Zonas de Empleo y Desarrollo Económico). Se trata de una especie de “ciudades privadas” con un régimen especial donde los inversionistas tendrían a su cargo las políticas fiscales, de seguridad y resolución de conflictos. Con un sistema judicial privado, avalado por el Estado, que podría estar en manos de extranjeros y regirse por el derecho anglosajón (common law) A los desplazamientos de poblaciones producidos durante la guerra civil se agregan las migraciones de “niños no acompañados” (2014) que presionaron sobre las fronteras de México y EE.UU. Esos antecedentes, en medio de la miseria existente y la inestabilidad política derivada de la última y fraudulenta elección presidencial están en la raíz del actual fenómeno migratorio. Pero… ¿de qué se trata? Miles de hondureños, con una importante presencia de guatemaltecos y salvadoreños, se han lanzado a la aventura de marchar en una caravana que pretende llegar a EE.UU. Arrancaron de San Pedro Sula, la segunda ciudad de Honduras, el 12 de octubre. Estiman llegar a su destino en la primera quincena de noviembre. Recordemos que el día 6 de ese mes se vota en EE.UU, en una elección crucial para la continuidad de Donald Trump. La caravana, que está cruzando el territorio de México, transita dos fenómenos contradictorios. Una cantidad importante, más de mil migrantes, que están solicitando refugio a su paso por México; otros 134 migrantes, retrasados respecto de la columna principal, fueron detenidos en México en un control inmigratorio y un número importante abandonan la caravana y regresan a sus países. Pero, -por otro lado- un número significativo se ha ido agregando en el camino. Un informe de Naciones Unidas, refiere que la caravana suma unas 7 mil personas. El presidente Trump está blindando la frontera con México y está dispuesto a impedir su ingreso a EE.UU. El Pentágono ha desplegado otros 800 efectivos adicionales que se suman a los 2 mil de la Guardia Nacional, habitualmente asignados a esa zona. El Presidente advirtió que está dispuesto a convocar al Ejército para evitar el ingreso de esta caravana a su país.

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