LAS CANCHAS Y EL ABORTO: CONMOCIONAN A LA SOCIEDAD

Dom 04/03/2018 | Archivo

El coro de insultos a Macri, sobre todo en las canchas, y el debate sobre el aborto son dos nuevas cuestiones que conmueven a la sociedad. Estos componentes van a ser claves en los próximos 3 meses. El Gobierno sigue exhibiendo datos generalmente positivos sobre empleo que chocan con la realidad de millones de personas y un insulso inicio de Sesiones Legislativas
Dos cuestiones, impensadas hace apenas un par de semanas atrás, han producido mucho ruido en la sociedad. Todo parecía transcurrir dentro de la lógica de una aguda crisis, con una inflación que no cesa, inversiones que no llegan -ni llegarán-, la corrupción que hubo –y que hay- y un descontento que iba en aumento. Todo eso parecía “normal”. Se suponía que el Gobierno estaba preparando sus maniobras para atravesar estos momentos donde había decidido “apretar las clavijas” (a los de abajo) y esperar que el Mundial de Fútbol fuera sanando las heridas. Hasta que… EL FENÓMENO EN LAS CANCHAS DE FÚTBOL Hasta que la bronca estalló, con los insultos a Mauricio Macri, como algo espontáneo en una cancha de fútbol. La cuestión arrancó con la hinchada de San Lorenzo, enojada por algunas decisiones de un árbitro que parece que los perjudicó. Eso le dio aire a quienes había quedado con la “sangre en el ojo” desde el momento que Marcelo Tinelli, dirigente de San Lorenzo, perdió la posibilidad de conducir la AFA y sintió que -desde el macrismo (vía Daniel Angelici y su acuerdo con Claudio “Chiqui” Tapia y su suegro Hugo Moyano)- le estaban sacando la escalera que suponía que le serviría para trepar a la Presidencia… del país. Las puteadas a Macri parecían tener ese contexto. Poco después la hinchada de un River alicaído también creyó ver fallos parciales influenciadas por los dirigentes de su eterno rival en arbitrajes que no lo favorecían. Ya la cosa tomaba otro color y calor. Después…, después todo se generalizó a otras canchas y lugares donde convergen miles de personas, esa puteada pasó a ser el “hit del verano” y preocupó al Gobierno y sus mensajeros. Siguió en las redes sociales y hoy es un grito generalizado que abarca todos los rincones y espacios del país. Es muy difícil que este invento de “vamos a copar Rusia”, un texto futbolero musicalizado con el popular “Despacito”, que desde hoy quieren instalar, logre desviar una parte de la masividad de la puteada actual que nadie sabe dónde, ni cuándo, puede terminar. El macrismo se encontró con que, desde la oposición, se habían apropiado de su metodología de avanzar con una propaganda que usaba atajos impensados. Da la impresión que el Gobierno todavía no tomó debida nota que estos cánticos pueden avanzar por el clima de bronca que hay por debajo. El Mundial de Fútbol, que era una carta fuerte del gobierno, ahora se muestra como algo oscuro y con nubes que presagian duras tormentas. Nunca antes había ocurrido, por lo menos con la masividad y contundencia de esta vez. El fútbol, que está en el origen del poder construido por el macrismo y que siempre es tenido en cuenta en sus planes propagandísticos, se está convirtiendo en su peor enemigo. La “democracia” que vino después no cumplió con lo que Raúl Alfonsín había anunciado, que con ella “se cura, se come, se educa”, pero ahora –por lo menos- tenemos toda la libertad para cantar lo que se nos ocurra. Por eso esta masividad, constituida como hecho cultural, es difícil de contener. El Gobierno esperaba transcurrir los 100 días que lo separan de la iniciación del Mundial, manteniendo una ofensiva propagandística, centrada en los miedos y fantasmas del pasado. Cristina primero, ahora Moyano, siempre los piqueteros, son sus blancos predilectos. Pero, de repente se encuentra ante dos desafíos inesperados. ¿Cómo neutralizar lo que empezó en las canchas de fútbol y se esparce por toda la sociedad? Pero hay algo más que les hiela la sangre. ¿Y si esto se repite en Moscú, Nizhini Nóvgorad o San Petesburgo?, donde Macri pensaba presenciar los primeros partidos. Eso sería el colmo y muy difícil de revertir ante una opinión pública mundial, donde el poder económico mundial ya le está “contando las costillas” y retaceando su apoyo. El Gobierno sabe que tiene 100 días para absorber este nuevo problema que se suma a los reclamos que brotan por los 4 costados. Es la primera vez que el Gobierno siente un acoso popular para el que no tiene explicaciones racionales, vacunas, ni antídotos. ¿Corre peligro la estabilidad del Gobierno? Difícil saberlo, pero si esta costumbre se instala definitivamente en el alma colectiva, será muy complejo desterrarla y puede ser el equivalente a aquella famosa “marchita” (la del “todos unidos triunfaremos”) y el “P.V.” que ilusionó a millones de argentinos hasta que se hizo realidad y… lo que vino después es harina de otro costal. EL DEBATE SOBRE EL ABORTO Es difícil saber si este tema estaba en la batería de cuestiones colaterales a las que el Gobierno apela, con eficacia y profesionalidad comunicacional, para “distraer” colocando agendas que le sirven o si fue algo manoteado ante las urgencias actuales. De todos modos, eso poco importa. La cuestión del aborto ya está instalada y tiene varios objetivos y destinatarios. Está claro que quiere tapar el reclamo callejero que tuvo su máxima expresión en el acto de la semana pasada convocado por Hugo Moyano. Tampoco hay dudas que procura instalar un tema que opaque los cánticos de las hinchadas de fútbol y de otras formas de manifestación popular donde abundan esas puteadas al Presidente, tomando las formas más diversas y -en muchos casos- graciosas. También es un “mojarle la oreja” al papa Francisco, a quien el Gobierno ve como un sustento de muchos de los últimos reclamos. Por último, sin que sea así en la importancia que tiene, es también una demanda de buena parte de la sociedad, que tiene que ver con el drama de muchas mujeres y que éstas no lograban instalar en el podio de un debate nacional. Adquiere las dimensiones de las discusiones, tantas veces postergadas del divorcio, que –finalmente- el alfonsinismo logró que fuera ley. También se asemeja al debate y Ley sobre Matrimonio Igualitario que impuso el kirchnerismo colocándose a la vanguardia regional y mundial. En esos casos, al igual que esta propuesta, tales cuestiones significan un entredicho con las autoridades eclesiásticas. Estas leyes, que tocan aspectos vinculados a creencias religiosas, atraviesan transversalmente a la sociedad más allá de las tradicionales divisiones políticas, económicas o sociales. Por todo ello le sirven al macrismo, particularmente en momentos como éstos. Les permite adoptar una pose progresista, particularmente cuando estamos en las vísperas del Día Internacional de la Mujer (el jueves) y este tema volvió a instalarse en las calles. De última, tampoco arriesgan mucho porque dejan todo librado a la conciencia de sus legisladores y si quieren hacer un gesto hacia la Iglesia y los sectores contrarios a la legalización del aborto, tienen la garantía que -con poco esfuerzo- esa norma no pueda superar la barrera del Senado, donde tienen mayor peso los sectores contrarios a esa legalización. INICIO DE SESIONES - DATOS OFICIALES SOBRE EMPLEO El jueves pasado el Presidente dio por iniciado un nuevo período de sesiones parlamentarias. Allí pronunció el tradicional discurso donde debía delinear su plan anual. Las novedades de este año fueron que el oficialismo estuvo completo y aplaudió todo. La oposición sin la belicosidad de otros años, no aplaudió, ni se manifestó en el recinto. Faltaron el senador, Carlos Menem, la senadora, Cristina Kirchner y su hijo, el diputado Máximo. El Presidente, en su tono voluntarista de siempre, volvió a recordar que no cree en la existencia de crisis alguna y ratificó su idea que “lo peor ya pasó y ahora vienen los años en que vamos a crecer”. Reivindicó los datos positivos de la economía y fundamentalmente, el aporte de la construcción. Otros datos positivos tienen que ver con la reivindicación de la igualdad de géneros en el tema de los sueldos. También hizo hincapié en cuestiones compartidas como las advertencias sobre lo que ocurre con los miles de embarazos adolescentes no deseados y otras cuestiones comúnmente aceptadas. Las acusaciones sobre la “pesada herencia” no tuvieron lugar en el discurso. Hasta el tema de la corrupción pasada no tuvo relevancia y Elisa Carrió convalidó esa perspectiva, en las notas de escalinata -con una significativa frase- celebrando que la Justicia haya imputado a Hugo Moyano: “era el último corrupto que faltaba”. El macrismo parece haber aceptado que ahora ellos también forman parte del mismo pasado y de su corrupción, el tema de Gustavo Arribas, el jefe de los espías y la denuncia ratificada en Brasil parece probar esa vieja convivencia. ¿Será que se puso fin a los carpetazos? Como síntesis respecto del discurso inaugural de Macri nos podemos quedar con la conclusión de un comentarista político: “otra apuesta a la esperanza, como todas las anteriores de todos los presidentes. Cuesta entender porque ésta no va a fracasar”. En otro orden de cosas el Presidente también hizo referencia, en la mencionada iniciación de sesiones, a la situación del empleo. Se trata de estadísticas, recientemente publicadas, del Ministerio de Trabajo. Según esos datos el salario creció en el 2017 un 3%, una cuestión que no tiene el aval de otros estudios. También informaron que el empleo registrado había crecido un 2,2%, ubicándose –por primera vez- por encima del existente en el 2015. Según esa información el empleo habría crecido, respecto al 2016, un 1,2% en el sector público y un 2,2% en el privado. Algunos datos significativos -dentro de los trabajadores registrados- es que el mayor promedio de ingresos lo tienen quienes trabajan en el sector minero, su salario promedio mensual es de $ 109.728; le siguen los de la energía con $ 77.712. En los sectores de menores ingresos aparecen los trabajadores de hoteles y restaurantes con $ 21.270 y los trabajadores de la educación con un promedio mensual de $ 22.477. Donde más creció el empleo fue en la construcción con una suba del 10,3%, mientras que una de las mayores destrucciones de puestos de trabajo se dio en el sector industrial, con una baja del 1,5% y una pérdida de 17 mil puestos de trabajo.

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