Pobladores del barrio El Porvenir II, de Posadas, realizaron ayer por la mañana un corte de calles en protesta por la falta de agua que vienen sufriendo desde hace varios días
Afirman que la cooperativa encargada les cobra, pero no les presta el servicio aduciendo problemas con la bomba. Los manifestantes cortaron en forma total parte de la Ruta Provincial 213, media calzada sobre la Ruta Nacional 12 y el acceso terrado al barrio. Reclaman que se hagan presente las autoridades municipales y advierten que, por la necesidad, hay muchos chicos que están tomando agua contaminada y que muchos de ellos están con problemas de salud. En este marco, en diálogo con Noticias y Canal 2, Sandra Benítez, una afectada, contó que “hace una semana que el sector de arriba está sin agua, y el de abajo, seis meses. La cooperativa nos cobra las boletas, pero no está funcionando, sólo hay una mujer a cargo”. Continuó diciendo que se trata de una falla en la bomba o en el tablero porque la misma “arranca, pero salta la llave del tablero y deja de funcionar”. “Queremos que esto se resuelva lo más rápido posible, es sólo un problema técnico”, exigió. Mientras, que María Chamorro manifestó: “hicimos las notas correspondientes, los pedidos al EPRAC, que nos mandó dos camiones de SAMSA un día de lluvia, donde los rodados no tienen acceso al barrio por las malas condiciones de la calle, justamente, por la falta de compromiso del municipio de arreglarla. Estamos cansados de vivir en un barrio privado: privado de salud, de seguridad y del líquido vital”, se encolerizó. Agregó que no se puede tratar con la mujer a cargo de la cooperativa, ya que “es muy altanera” y les dio como solución cavar un pozo. “¿Cómo va a proponer eso, si es un barrio donde todavía hay letrinas?”, se preguntó la mujer y agregó que “en el barrio hay discapacitados. Hay chicos con vómitos y con diarrea por tomar agua de pozo. No quedó más remedio que cortar las calles para ser escuchados”, recalcó. Por su parte, Asunciona Villalba dijo: “queremos que vengan desde el municipio. Aquí hay muchos niños y otros se quedaron en sus casas con dolor de panza. Nos dijeron que tomemos agua de la tarea, ¿cómo puede ser, si ni los caballos quieren tomar esa agua podrida? Esto es una vergüenza. Somos gente humilde, todos somos oleros”, se enfureció. Por último, Matías Kazoroski, presidente de la comisión vecinal, aseguró que desde hace un año se gestiona la mejora en la calidad de vida del barrio, pero no obtienen respuestas.
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