Gritos, sirenas y oleadas de polvareda se entremezclaron el Martes en las calles de Ciudad de México, Puebla, Morelos, Estado de México, Guerrero y Oaxaca, donde la incertidumbre todavía reina entre los escombros de los edificios derrumbados tras el fuerte terremoto de magnitud 7,1 grados en la escala de Richter, que dejó por lo menos 248 muertos
Una de las argentinas que se encuentra en el país azteca es Miriam Lanzoni, quien viajó al norte de América por cuestiones laborales y desde allí, brindó una entrevista con este medio para contar cómo vivió esta catátrofe que terminó con tantas vidas. "Llegué ayer a México a las 11:30, me fui al departamento donde estoy parando, fui a una verdulería y mientras compraba, empezó a moverse todo. Se me vino a la cabeza que eran los pisos de chapa. Después empezó a moverse con todo, se caían las verduras y las estanterías", relató Miriam. "Vi a la gente corriendo, llorando y empecé a escuchar sirenas. Habrá durado tres minutos. Me quedé en shock, no esperaba esa situación. Avisaban que salgan de edificios que puedan derrumbarse. Fuimos al medio de la calle y esperamos ahí". Miriam amplió: "fue una sensación horrible. Después fue aminorando y empezó a temblar más suave. Filmé y lo subí a las redes pensando que no había sido nada. Quise advertir a mi familia, nunca dimensioné que esto fue en toda la ciudad. Después entendí lo que pasó. El suelo era un zamba. En muchas zonas fue más fuerte, con víctimas fatales". Para completar, Lanzoni remarcó el drama que viven los hermanos mexicanos: "ayer a la noche fui a refugios, con gente que perdió todo, que fueron del trabajo directamente a los refugios. Estoy asustada porque hablan de una réplica con un grado más alto".
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