En el último partido de ida de los cuartos de final de la Copa del Rey, el Barcelona viajó al País Vasco para medirse frente a la Real Sociedad
El historial adverso de diez años sin victorias en Anoeta impulsó a Luis Enrique a poner toda la artillería para lastimar al dueño de casa. La individualidad de Neymar fue la que consiguió abrir el marcador. El brasileño encaró a la defensa hasta que la pierna fuerte de Aritz Elustondo le frenó el paso con infracción. El propio delantero con pasado en Santos se encargó de intercambiar el penal por gol y quebrar un maleficio de una década. El Blaugrana quería encaminar la clasificación en territorio ajeno. A pesar de contar con las figuras históricas como Andrés Iniesta o el propio rosarino, el Culé nunca consiguió adueñarse del duelo y la constate presión del combinado de Eusebio amenazó con la posible y merecida igualdad. Como si se tratara de una especie de ritual, los fantasmas del estadio impusieron el temor en los Blaugranas. La victoria le sirvió al Barcelona para quebrar la década perdida y posicionarse como principal candidato a quedarse con la llave que abrirá las semifinales del torneo.
NOTICIA DE ARCHIVO